Carlos Roig, Alboraya, Valencia. 1980.
Todo empezó en la antigua EGB, en el colegio "Asunción de Nuestra Señora" en Alboraya (hoy Colegio Parroquial José Lluch). Don Vicente, el profesor de lenguaje, nos brindaba una hora a la semana para la lectura. Por aquel entonces, a mi leer me causaba urticaria, sin embargo, tener un lápiz o un bolígrafo en la mano era como un bálsamo. Mi querido profesor Don Vicente, nos ofreció la posibilidad de escribir algún relato en esas horas de lectura. Una vez escrito y revisado, él mismo se encargaría de prestarlo en las otras aulas durante dichas horas de lectura de los otros cursos. Así que, en vez de llevar un libro de casa, me dediqué a forjar los cimientos de mi vida literaria. Con la mentalidad de un crío de esa edad (diez - once años), se pueden imaginar qué tipo de relato escribí. "El monstruo monstruoso" lo titulé. Creo que me marcó a fuego, puedo recordar casi a la perfección como era aquel ser de veintiete cabezas, catorce piernas... El proceso editorial, fue muy artesano. Con una Olivetti Letttera 12 mecanografié hasta tres copias. Me empeñé en publicarlo, y así lo hice, lleno de faltas de ortografía y de errores de estilo. Don Vicente se ganó el cielo con aquella etapa que eran mis inicios en este mundo de la escritura. Al principio se negó a distribuir "eso" que acaba de escribir, pero finalmente, lo hizo. Supongo que accedió por ponerme "tan pesado".
Lo que siguió fue un poco bestia. Mi creación recibió duras críticas literarias entre compañeros, muchas burlas y malos comentarios sobre el relato que a otros le hubieran hecho cejar en el intento. A mi sin embargo, me alimentaban el ego. Y en apenas quince o veinte días escribí mi segundo relato, esta vez de "misterio". El protagonista era ni más ni menos que el mismísimo Sherlock Holmes, obviamente yo no era, ni lo soy, Sir Arthur Conan Doyle. Este tuvo mejor acogida entre los compañeros de séptimo y octavo de la extinta EGB. La verdad es que no recuerdo mucho de ese microrrelato. Sólo que estaba haciendo entrar en acción a un personaje que no era mío, así que lo modifiqué y el Sr.Holmes dejó de ser protagonista. No recuerdo tampoco el título. Pero sí sé que no fue el último que escribí. En una segunda entrega, repetían los mismos personajes resolviendo algún caso.
Se terminó octavo, y con ello finalicé la EGB para descanso de mis profesores, sobre todo de Don Sebastián, mi tutor del último curso. ¡¿Cuánta paciencia tuvo ese buen hombre comnigo?! Tanto Don Vicente como Sebastián, digamos que son los que perduran en mi memoria hasta hoy en día. Don Vicente por ofrecerme la oportunidad de iniciarme en el mundo de la escritura, y Sebastián, porque a pesar de ser un alumno pésimo supo hacer que al menos llegase a terminar la EGB. Aprovecho también la oportunidad para brindar desde aquí un pequeño homenaje a todos los profesores que tuve durante mi estudio en la básica: Don Dionisio y su hija Amparo, Don Miguel, el director por aquel entonces... son tantos. Perdónenme el resto de personal docente, pero no puedo nombrarles a todos. También desde aquí quiero lanzar un saludo muy fuerte a todos aquellos compañeros que como he dicho, tanto se burlaron de aquel primer relato. Muchas gracias a todos por haberme ayudado a dar mis primeros pasitos. Disculpen el tono nostálgico, pero rememorar mis inicios me ha llevado a todos ellos.
Actualmente creo que no queda ninguna copia de aquel primer relato monstruoso. Tampoco poseo ninguna copia de los otros dos que escribí a posteriori. Me encantaría poder recuperar algún ejemplar, pero lo veo complicado. Las únicas copias que poseía de ellos, se ahogaron en una inundación provocada por una gota fría, actualmente DANA. El garaje, y con ello el trastero donde conservaba todo el material escolar quedó sumergido por las aguas de aquel fenómeno climatológico.
Terminada la EGB apenas me dediqué a escribir algunas que otras poeías, de las que sólo conservo dos leer aquí. Era la edad denominada del "pavo", y en mente únicamente tenía: jugar a fútbol, la chicas, obtener el carné de conducir y salir a quemar la noche. Durante esta edad tan "pava", estudiaba un ciclo de FP. El cual terminé abandonando cuando faltaba un curso y medio de terminar. Entre balones, señales de tráfico y las chicas, se colaron algunas poesías.
El tiempo pasó y la escritura cayó en el olvido, hasta que, surgió la oportunidad de participar en el llibret de la falla redactando las crónicas que la comisión fallera realizaba ver aquí. Gracias a Vicent, volví a retomar el placer de escribir. Y ese día fue, sin duda un punto de inflexión. Aquí cambié el castellano por el valenciano.
A parte de colaborar con la edición anual del llibret, que fueron unos cuantos años. Participé un la última edición de los microrrelatos falleros que por aquel entonces organizaba el periódico Levante-EMV. Presenté tres microrrelatos de cien palabras, y uno de ellos consiguió llegar hasta la antología que se publicaría posteriormente.leer aquí.
La avalancha de escritura fue descomunal, ya no sólo empecé a escribir los resúmenes de los actos, además, escribía los guiones para los presentadores. A todo esto, le siguieron también dos obras de teatro, dos sainetes. I la exaltació per fer y Pepico, la portaVer aquí. Ambas obras fueron representadas sobre las tablas. En valenciano.
Fue una noche, en plena semana fallera y a altas horas de la noche, que idea que rondaba la cabeza necesitaba salir y plasmarse en papel. Tras subir a casa, muerto de sueño y cansancio después de todo el día en la calle, como todo hijo de vecino, me metí en cama. La idea seguía dando vueltas impidiendo que el sueño me abrazara. La idea, se iba haciendo más extensa y empezaban a sugir detalles que no debía dejar pasar. Así que me levanté y empecé a redactar las primeras líneas del primer intento de novela. Sin apenas experiencia en este tipo de textos. Simplemente pensé que sería como hacer un relato más extenso. ¡Iluso!
Como ya le había cogido de nuevo el gusto a la escritura, seguí presentándome a concursos de microrrelatos. Siempre tratando de superar el anterior, estructuralmente y con mejor concordancia. Hasta que un día recibí la llamada del concejal de cultura del Ayuntamiento de Tavernes Blanques comunicándome que mi relato La cita leer aquí había quedado el tercer clasificado. Fue todo un subidón de adrenalina, sin duda alguna. Como no podia ser de otra manera, esto me animó a seguir presentando relatos a más concursos cada vez más exigentes.
Seguía escribiendo y escribiendo, pero sentía que me faltaba algo, y aquí vino el segundo intento de novela. Siguiendo mis pasos de la educación general básica, una novela policíaca. Está bastante avanzada, reposando en el cajón, pero sin terminar.
Recientemente, en el año 2022, mientras escuchaba la narración de la vida de mi amiga Aure, vi que lo que me contaba era tan interesante como para poder novelarlo, y este el proyecto que me atañe actualmente. Una novela basada en hechos reales. Es fascinante lo que las personas pueden llegar a sentir y sobre todo hacer por cambiar su vida.
Ya corría el 2023, cuando a través de las RRSS, contacté con una editorial. Se interesaban por uno de los cuentos que tenía escritos. Estos tres cuentos, los escribí por el simple hecho de cubrir la necesidad de garabatear algunas líneas. Simplemente por disfrutar del hecho de la escritura. Pues este cuento que escribí sin esperar nada de él, por placer; es el primero trabajo que llegó a las calles en formato libro. Publicado en diciembre de 2023. Empezaba una nueva aventura literaria.